La legenda cuenta que en el año 753 ac. fue abandonado un cesto con dos recién nacidos a merced de las aguas del río tiber. Las corrientes lo arrastran hasta una ensenadura donde las dos criaturas habrían seguramente encontrado la muerte si no hubiera llegado una ayuda inesperada. Una loba. Así habría iniciado la aventura de Romulo y Remo.
Una vez crecidos ambos decidieron fundar una ciudad. Trazaron un surco y juraron que habrían asesinado todo aquel que hubiera tentado atravesarlo. Así fue. La primera víctima fue Remo muerto a continuación de una pelea porque lo había cruzado. Romulo fue el primer Rey de Roma. Al cual le seguirán otros 6 antes de llegar al advenimiento de la República en el año 509 ac. a continuación de una revolución contra el entonces Rey Tarquino el Superbio.
La versión de los Antiguos Romanos era al cuanto diversa. Ellos sotenían que Romulo y Remo eran decendientes de Enea de Troya e hijos de la sacerdotiza Rea Sila, la cual se unió a Marte el Dios de la Guerra enjendrándolos. El Rey puesto en conocimiento de la gran violación de la sacerdotiza, la aprisionó y dejó a los dos mellizos a merced del tiber dejando a los dioses la decisión sobre sus destinos.
Creer que su ciudad hubiera sido fundada por sangre noble y con la ayuda de las divinidades, a las cuales eran muy devotos, les daba una mayor seguridad en sus fuerzas.
Algunas fuentes históricas en cambio, sostienen que la “loba” no fuese más que una vieja mujer la cual era llamada Loba por los habitantes de las barracas que surgían en los alrededores del río tiber. Por lo que, los dos muchachos crecieron sin cultura y en un estado casi salvaje. Con el pasar del tiempo formaron una banda que saqueaba y depredaba las barracas de alrededor. Quizás los dos hermanos no imaginaron jamás que tan grande y potente se volvería su ciudad.

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